
1 Juan 5:9-12 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
En la Biblia tenemos un testimonio de Dios que Cristo es la salvación. Primero Dios dio a Su Hijo, y después Él testificó que Él es la salvación para todos.
Hechos 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
1 Juan 5:10, “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.”
Cuando tenemos a Cristo en nuestras vidas, El Espíritu Santo testifica con nuestro espíritu que somos salvos, que ya somos hijos de Dios.
1 Juan 5:11 Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
¿Dónde encontramos la vida eterna? ¿En la religión, en la Iglesia, en las buenas obras? No, la vida eterna está en el Hijo de Dios, en Cristo, y solamente en Cristo.
Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
1 Juan 5:12 Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
Cuando tenemos a Cristo en nuestras vidas, tenemos la vida eterna, la salvación, pero cuando solamente tenemos la religión, las obras, las filosofías, o solamente estamos viviendo una vida natural, en la carne, en el pecado, etc. No tenemos nada. Lo que necesitamos es a Cristo en nuestras vidas.
1 Juan 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
¿Qué debemos hacer?
¿Cómo podemos recibir a Cristo?
Primero debemos arrepentirnos.
Debemos dejar nuestras maneras naturales, nuestras religiones, y volver a Dios.
Hechos 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
2 Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Segundo, debemos creer
No solamente creer, pero creer en Cristo.
Tercero, Debemos confesar y recibir.