Perder a alguien que realmente nos importa es una de las cosas más difíciles de la vida. Es como perder parte de lo que somos.
Nos sentimos incompletos, parece que falta una parte de nosotros; nos sentimos rotos, abandonados, no amados y a veces incluso no respetados, no necesariamente por las personas, sino por la vida, e incluso por Dios. Podemos sentir que Dios se ha vuelto contra nosotros, y solo está tratando de hacernos daño, o incluso de destruirnos. ¿Cómo podría Dios, que nos ama, tomar a alguien tan especial e importante para nosotros? A menudo se siente como si estuviéramos despojados de nuestra humanidad, ya no encajamos con el resto de la humanidad y no hay razón para continuar en la vida. Parece tan desesperanzado. A menudo nos sentimos culpables por no haber hecho más para ayudar a la persona que perdimos, o desearíamos tener un poco más de tiempo para tener una despedida apropiada. Si algo de esto le está pasando, quiero que tengas en cuenta un par de cosas que espero que te ayuden.
1. Es normal
A veces nos sentimos culpables por llorar, o por sentirnos débiles, especialmente por no poder ser fuertes para nuestra familia y amigos. El duelo es normal, es parte de la vida. Dios nos hizo no solo para compartir nuestras vidas entre nosotros, sino para entrelazar nuestras vidas entre nosotros. Eso es lo que hacen las relaciones, entrelazan nuestras vidas en todos los aspectos, emociones, carácter, sueños, tiempo; es un enlace de vidas, y demuestra lo que Dios quiere hacer con las personas. No solo quiere saber acerca de nosotros, y que nosotros conozcamos más acerca de Él, sino que quiere estar entrelazado en nuestra vida hasta el punto de nunca poder ser separados de El de nuevo. Cuando lamentamos la pérdida de alguien que fue parte de nuestras vidas debemos recordar que es normal, estamos incompletos sin aquellos que son parte de nuestras vidas. No solo estaban en nuestras vidas, sino que eran parte de ella. Lo más importante que debemos recordar es que Dios está tratando de estar tan entrelazado en nuestras vidas que nos sintamos incompletos sin Él.
2. Es temporal
Cuando lloramos se siente como que nunca terminará, pero es temporal. La vida nunca volverá a ser la misma, pero puede volver a ser normal. Es algo así como pasar de una vida de "ley" a una vida de gracia. La ley es estructural, ordenada y firme. Conocemos las reglas, las formas y la estructura. Sabemos qué esperar de ella, y también sabemos que aquellos a quienes amamos estarán allí para nosotros, nos apoyarán y traerán límites a nuestras vidas, es como vivir por ley; parece tan seguro, pero la gracia es diferente, llena los vacíos en nuestras vidas, es como un pegamento que nos sostiene donde estamos rotos, y lo mejor de la gracia es que es mucho más fuerte de lo que podríamos ser naturalmente, es incluso mucho más fuerte que la ley. Nuestra debilidad en realidad se convierte en nuestra fuerza y nos convertimos en personas que pueden ayudar a los demás. Ese es uno de los propósitos de Dios para todo esto. La muerte nunca es la voluntad suprema de Dios, El Señor Jesucristo murió para que pudiéramos tener vida eterna. Él utiliza la muerte física en nuestra vida para que nos convirtiéramos en un pueblo que tiene Su gracia manifestada en y a través de nuestra vida. La pregunta es, ¿estás dispuesto a entrar en una vida de gracia?
3. Es beneficioso
Dios no hace, ni siquiera permite nada en la vida de Sus hijos que no sea para su bien. Tiene un plan para su pueblo, para transformarlos a la imagen de Jesucristo. Si permites que Dios trabaje en tu vida en este momento, rápidamente llegarás a ser más como Jesucristo, y muchas personas serán bendecidas de tu vida. Recuerda, es temporal.
¿Qué hacer durante este tiempo?
1. Lea los Salmos
Los Salmos están escritos para este propósito, son escritos por personas lastimadas que expresan sus más profundos anhelos, necesidades y deseos a Dios, pero la grandeza de los Salmos es que siempre da las respuestas de Dios a estas oraciones. No son gritos sin respuesta como muchas personas experimentan, sino un vivo ejemplo de cómo las personas heridas y necesitadas se comunican con Dios, y lo que Él les dice. No solo son reconfortantes, sino grandes enseñanzas para ayudar en todos los aspectos de la vida.
2. Pasar tiempo con gente
Las personas afligidas a menudo quieren encontrar a otras personas afligidas con quien pasar tiempo, pero el duelo es un proceso para concentrarse de nuevo, y pasar tiempo con personas que ya han pasado por ese tiempo es mucho mejor; es como tomar medicamentos durante la enfermedad. Las mejores personas de quien buscar consejo son las que han pasado por ella y tienen una vida de gracia desarrollada porque pueden relacionarse, pero no están hablando desde un estado de desesperación. Su dolor ya se ha convertido en su fuerza. Al igual que la grandeza de los Salmos, como el hecho de que las oraciones tienen también las respuestas registradas, las personas que han aprendido a continuar sus vidas son un gran consuelo para aquellos que están sufriendo.
3. Ocuparse con propósito
Las familias, especialmente las parejas casadas, a menudo comparten el mismo propósito, incluso cuando tienen carreras diferentes, y cuando uno fallece parece no haber más propósito en la vida. Pero debemos tener un propósito en la vida para que la vivamos en plenitud. Si se sienten desesperados, por favor, busquen una actividad, un ministerio que le dé un propósito y que le ayude en gran medida a traer equilibrio a su vida de nuevo.
Puede que estés pasando por un momento muy difícil, pero recuerda, no estás solo. Dios está esperando escuchar de ustedes, también hay personas que han perdido seres queridos antes que ustedes, y pueden ser una gran bendición para ustedes. Encuentra una buena iglesia cristiana; ahí es donde hay personas piadosas que pueden bendecir su vida.